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Libro M: Derecho Mercantil

Libro N: Manumisión

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Libro O: Derecho Penal

Libro P: Derecho Procesal

Libro Q: Derecho de Sucesiones

Libro R: Miscelánea

Libro S: Postfacio

ANEXO I

ANEXO II

ANEXO III


Índice

e1. Capítulo sobre lo que se ha de hacer con el agonizante, el lavado del cadáver, su amortajamiento, su perfumado, su transporte e inhumación.

e2. Capítulo sobre la oración fúnebre y el ruego en favor del difunto.

e3. Capítulo sobre el ruego en favor del menor, su oración fúnebre y su lavado.


e1 CAPÍTULO SOBRE LO QUE SE HA DE HACER CON EL AGONIZANTE, EL LAVADO DEL CADÁVER,

SU AMORTAJAMIENTO, SU PERFUMADO,

SU TRANSPORTE E INHUMACIÓN

[Reglas concernientes al agonizante]

1. Se recomienda volver el cuerpo del agonizante hacia la qibla[1] y cerrarle los ojos cuando expire[2].

2. Cuando se esté muriendo, se le ha de susurrar la frase: lā ilāha illa Al·lāh[3].

3. Si es posible que el agonizante y lo que le cubre estén limpios, es mejor[4].

4. Se recomienda que no se le acerque nadie que esté menstruando o en estado de impureza[5].

5. Algunos ulemas[6] permiten que se le recite en su cabecera[7] la sūra Yā-sīn[8]. Aunque, para Mālik, ello no forma parte de la práctica[9].

6. No hay inconveniente que en ese momento se derramen lágrimas; aunque soportarlo con entereza y paciencia es mejor para quien así pueda[10].

7. Está prohibido proferir gritos y lamentaciones.

[Modo de lavar al difunto]

8. No hay especificación alguna con respecto al lavado del cadáver[11], excepto que se le ha de limpiar y lavar un número impar de veces[12] con agua y loto, añadiendo alcanfor en la última lavada[13].

9. Se le cubrirán sus desnudeces[14].

10. No se le ha de cortar las uñas, ni depilarle el pelo[15].

11. Se le ejercerá una ligera presión en el vientre[16].

12. Se recomienda que se le haga el wuḍū’ de la oración, sin que ello sea obligatorio[17].

13. Es mejor que se le ponga de lado para lavarle[18], sin que haya ningún inconveniente en que se le siente[19].

[Persona encargada de lavar el cadáver]

14. No hay inconveniente en que un esposo lave al otro aunque no sea en caso de necesidad[20].

15. Cuando una mujer muere estando de viaje[21] sin que haya con ella otras mujeres[22] u hombres con los que le está prohibido casarse (maḥram), que un hombre le practique el tayammum en la cara y las manos[23].

16. Si el difunto es un hombre, que las mujeres le practiquen el tayammum en la cara y los brazos hasta los codos; siempre que con ellas no se halle un hombre[24] que lo pueda lavar, ni una mujer con la que le hubiese estado prohibido casarse.

17. Si estuviese presente una mujer con la que el difunto no se hubiese podido casar, que ésta lo lave cubriendo sus desnudeces[25].

18. Si estuviesen presentes con la difunta hombres con los que ella no se hubiese podido casar, que éstos la laven por encima de una tela que la cubra por completo[26].

[Amortajamiento y perfumado]

19. Se recomienda que se amortaje al difunto[27] con un número impar de telas: tres, cinco o siete[28].

20. Todo lo que se le ponga – ya sea un faldón, una túnica o un turbante – se cuenta como formando parte del número impar de telas.

21. Al Profeta – que Al·lāh le bendiga y le dé paz – se le amortajó con tres telas blancas de Saḥūl[29]. En ellas fue envuelto – que Al·lāh le bendiga y le dé paz.

22. No hay inconveniente en vestir al difunto con una túnica y un turbante[30].

23. Se recomienda perfumar al difunto[31], poniendo sustancias aromáticas[32] entre los pliegues de su mortaja, en su cuerpo[33] y en los puntos de postración del mismo[34].

[Muertos en batalla y por otras razones]

24. Al šahīd[35] caído en batalla no se le lava ni se le reza la oración fúnebre[36]; y se le entierra con sus propias ropas[37].

25. Al suicida se le reza la oración fúnebre[38].

26. A quien haya ejecutado el Imām por aplicación de una pena o por talión se le reza la oración fúnebre; pero que el Imām no le rece dicha oración[39].

[Transporte del cadáver]

27. No se debe seguir al cortejo fúnebre con incensarios.

28. Caminar[40] por delante del cuerpo del difunto es lo mejor[41].

[Inhumación y tumbas]

29. El cuerpo del difunto se colocará en la tumba sobre su lado derecho[42] colocándose ladrillos[43].

30. Entonces[44], se dirá: Al·lāhumma inna sāḥibanā qad nazala bika, wa jalafa-d-dunyā warāa zahrihi, wa ftaqara ilà mā cindak. Al·lāhumma ṯabbit cinda-l-mas’alati mantiqahu, wa lā tabtalīhi fī qabrihi bi mā lā tāqata lahu bihi, wa alḥiqhu binabiyyihi Muḥammadin sallà Al·lāhu calaihi wa sallam[45].

31. Es indeseable edificar sobre las tumbas[46] y encalarlas.

32. El musulmán no deberá lavar a su padre infiel ni le introducirá en su tumba[47], a no ser que tema que se descomponga el cadáver; en ese caso, que lo entierre[48].

33. El laḥd es preferido por los ulemas al šaq[49]. Consistiendo aquél en una excavación practicada bajo el borde de la tumba en la pared que da a la qibla. Y ello, cuando se trata de suelo compacto que no se deshace ni se desmorona[50]. Así se hizo con el Enviado de Al·lāh – que Al·lāh le bendiga y le dé paz.


[1] El momento en que se ha de volver el cuerpo de la persona es cuando los signos de su inminente muerte aparecen. Esto es: cuando su mirada queda fija y deja de parpadear. Es indeseable volverle hacia la qibla antes de ese momento. Se vuelve a la persona hacia la qibla poniéndola sobre su costado derecho de tal modo que su pecho quede frente a la qibla.

[2] Que se encargue de cerrarle los ojos la persona que más cariño le tenía en esta vida. Se recomienda que al cerrarle los ojos diga: Bismi-l-āh, wa calà sunnati rasūli-l-āh, ṣalà-l-āhu calaihi wa sallam, wa salāmun calà-l-mursalīna wa-l-ḥamdu lillāhi rabì-l-cālamīn. Limiṯli hāḏā fa-l-yacmali-l-cāmilūn. Wacdun gairu makḏūb (En el nombre de Al·lāh y según la sunna del Mensajero de Al·lāh – que Al·lāh le bendiga y le dé paz. La paz sea sobre los Mensajeros y alabado sea Al·lāh, Señor de los mundos. Que para esto obren los que obran. Se trata de una promesa que nunca deja de cumplirse). Se recomienda, igualmente, atarle la mandíbula inferior con una cinta que pase sobre su cabeza para que no se le quede la boca abierta. También se recomienda eliminar suavemente la rigidez de sus miembros, elevarle del suelo, cubrirle con una tela y ponerle algo pesado sobre su vientre para que no se le hinche.

[3] Se añadirá a dicha frase la siguiente: Muḥammadun rasūlu-l-āh (Muḥammad es el Mensajero de Al·lāh). Se le susurra dicha frase para que muera reconociendo su verdad. Si el agonizante menciona o musita dicha frase, no se le volverá a susurrar a no ser que vuelva a mencionar algo diferente. Ello es así para que sea lā ilāha illa Al·lāh, Muḥammadun rasūlu-l-āh lo último que diga el agonizante; ya que quien muera siendo eso lo último que mencione, entrará en el Jardín. Al agonizante no se le ha de decir: “¡Di! lā ilāha illa Al·lāh, Muḥammadun rasūlu-l-āh”, ya que puede darse el caso que el moribundo esté diciéndole “¡no!” al Šaitān, el cual le esté incitando a que muera profesando otra religión; por lo que parecería que se está negando a repetir dicha frase.

[4] Ello es debido a la presencia de los ángeles.

[5] Ya que los ángeles no entran en la casa donde hay una persona menstruando, una persona en estado de impureza mayor (ŷanāba), una estatua o un perro. Se recomienda perfumar el lugar donde se haya la persona moribunda, ya que los ángeles aman el perfume. También se recomienda que se halle rodeado de gente piadosa y que estos hagan abundantes ruegos por él.

[6] Entre ellos está Ibn ḥabīb, alumno del Imām Mālik.

[7] O a sus pies.

[8] Ya que ha sido transmitido que ello apacigua las agonías de la muerte.

[9] Para Mālik, se trata de algo indeseable. No obstante, al-cAdawī y an-Nafrāwī – siguiendo en ello a Ibn cArafa – dicen que es indeseable para Mālik si se recita como parte de la Sunna, no si se recita para obtener las bendiciones de ello y que dichas bendiciones beneficien al difunto. En dicho caso, no es indeseable dicha recitación. De hecho, la gente recita dicha azora o cualquier otra no por que se trate de una sunna, sino por las bendiciones que ello aporta a quien la recita y al difunto. De ahí que SH en TQ, pág. 108, diga que no se ha de prohibir hoy en día dicha recitación y que está permitido cobrar por ello.

[10] Y ello ya que Al·lāh dice en el Corán: “Aquellos que cuando les ocurre una desgracia dicen: “De Al·lāh somos y a Él hemos de volver”. Bendiciones de su Señor y misericordia se derramarán sobre ellos. Son los que están guiados”. Azora de la Vaca, 156-157.

[11] Según la opinión preferente, el lavado del difunto es una obligación de carácter comunitario. El modo de hacerlo es idéntico al gusl. No precisa de intención para llevarse a cabo. En caso de ausencia de agua, se la practicará el tayammum al difunto.

[12] Se recomienda que se le lave tres, cinco o siete veces.

[13] La primera lavada se realiza con agua pura para purificarlo; la segunda con agua y loto – o en su defecto jabón – para limpiarlo; y en la tercera con agua y alcanfor u otro perfume para perfumarlo.

[14] Cuando se desnude al difunto para lavarle, se colocará sobre él una tela que le cubra desde el ombligo hasta las rodillas.

[15] Ya que se trata de algo indeseable. Si se diese el caso de que se le cortase las uñas o el pelo, habría que enterrar dichas uñas y pelo con él.

[16] Esto se lleva a cabo antes de realizarle el lavado.

[17] Si después del gusl y del wuḍū’ saliese alguna impureza del difunto, ello no rompería su wuḍū’; por lo que no habría de repetirse, sino que sólo se limpiaría la parte de su cuerpo manchada.

[18] Se recomienda que se le ponga sobre su lado izquierdo para empezar a lavar su lado derecho. Luego, se continuará con el contrario.

[19] No obstante es mejor ponerle de lado.

[20] De hecho, es recomendable que el esposo lave a su esposa y viceversa. cAlī lavó a Fāṭima, y a Abū Bakr le lavó su esposa – que Al·lāh esté complacido con todos ellos.

[21] O sin estar de viaje. Se menciona el viaje, ya que es cuando dicho caso tiene más probabilidad de que ocurra.

[22] Musulmanas, ya que el kāfir no ha de lavar al musulmán.

[23] Las manos hasta las muñecas. Quien vaya a realizar la oración fúnebre sobre dicha difunta y tenga que hacer tayammum, no lo hará hasta que se lo haga a la difunta. Si después de hacerle el tayammum a la difunta y de empezar a rezarle la oración fúnebre aparece una mujer, ya no se la lavará. No obstante, si aún no se ha realizado la oración, se la lavará.

[24] Musulmán.

[25] Sus desnudeces van desde el ombligo a la rodilla. Las desnudeces no las tocará la mujer a no ser que lo haga con un trapo grueso.

[26] Que se vierta el agua sobre la tela. Y no se la tocará ni siquiera sobre la tela.

[27] Siempre y cuando no se trate de un Šahīd (musulmán caído en combate contra los infieles).

[28] Se recomiendan cinco para los hombres y siete para las mujeres.

[29] Una ciudad del Yemen.

[30] Más bien se recomienda. A la mujer se le pondrá un pañuelo en vez de un turbante. Se aconseja que la mortaja sea de algodón o, en su defecto, lino. La mortaja ha de ser blanca. Cualquier otro color diferente al blanco es indeseable; siempre y cuando se halle disponible el color blanco.

[31] Ello se llevará a cabo tras secar el cuerpo del difunto con un trapo o toalla seca. También se recomienda que se perfume la mortaja del difunto quemando aloe.

[32] Tal como almizcle o alcanfor.

[33] Se unta la sustancia en algodón y se coloca sobre los ojos, oídos, fosas nasales, boca y otros orificios, sin llegar a introducir el algodón.

[34] La frente, la nariz, las rodillas, las palmas de las manos y las puntas de los dedos de los pies. Se untan directamente con perfume.

[35] El šahīd es el que cae en batalla contra los kuffār. Ya sea el motivo de su muerte que haya sido matado por las armas del enemigo, o que le pisen los caballos, o que caiga de su montura, o que en su lance contra el enemigo caiga en un pozo o por un precipicio.

[36] Si se retira vivo al herido del campo de batalla y luego muere, se le lava y se le reza la oración fúnebre. Sin embargo, si se le retira siendo su herida mortal y luego muere, no se le lava ni se le reza, esté consciente o inconsciente. Al que se le retire inconsciente – sea o no su herida mortal – y luego muera, tampoco se le lava ni se le reza.

[37] Se incluye con ello los anillos y otras prendas como calcetines de cuero o bonetes que sean de bajo precio. Las armas, sin embargo, no se incluyen. Si el šahīd estuviese medio desnudo, se le cubriría sus desnudeces. Y si está totalmente desnudo, se le amortaja.

[38] No obstante, ni el Imām ni la gente virtuosa (ahl al-faḍl) deberá rezarle dicha oración.

[39] Tampoco la gente virtuosa deberá rezarle dicha oración. Y ello para que tenga un efecto disuasorio sobre la gente el ver que el Imām y la gente virtuosa no reza la oración fúnebre al transgresor. No obstante, si no hay nadie que vaya a rezar dicha oración fúnebre, entonces no hay inconveniente en que tanto el Imām como la gente virtuosa rece dicha oración.

[40] Se refiere al cortejo fúnebre.

[41] Si se va andando; pero si se monta o cabalga, lo mejor es ir por detrás del cuerpo. En cuanto a si la gente que camina con el cortejo fúnebre hace ḏikr en voz alta o no, es motivo de discrepancia. Algunos ulemas dicen que se trata de una innovación indeseable o prohibida (bidca makrūha aw muḥarrama) y otros dicen que se trata de una innovación aconsejable (bidca ḥasana), para evitar que la gente que acompaña al cortejo fúnebre acabe hablando de asuntos mundanos (véase MH en FS, vol. 1 págs. 175 y siguientes).

[42] De frente a la qibla, ya que es la más noble de las direcciones. Si no se le coloca en dicha postura, ello habrá de remediarse siempre y cuando no se haya acabado completamente de enterrar. Si se le puede poner sobre su lado derecho, se le pondrá sobre su espalda con el rostro dirigido hacia la qibla. Tras ello, se abrirán los nudos de su mortaja y se pondrá tierra bajo su cabeza para nivelarla. También se pondrá tierra por delante y por atrás para que se mantenga en su postura.

[43] Los ladrillos se colocan de tal modo que se cierre con ellos la cámara o excavación llamada laḥd. De ese modo cuando se echa tierra sobre la tumba, ésta no toca el cuerpo del difunto.

[44] Cuando se coloquen los ladrillos.

[45] ¡Oh, Al·lāh! Ciertamente, nuestro compañero ha ido a Ti, dejando este mundo tras él y necesitando lo que Tú posees. ¡Oh, Al·lāh! Haz firme su habla cuando se le pregunte. No le pongas en su tumba una prueba que no pueda soportar. Y haz que se encuentre con su Profeta, Muḥammad – que Al·lāh le bendiga y le dé paz.

[46] Si la edificación es mínima y con propósito de delimitar la tumba, evitar que se hurgue en ella y que desaparezca todo trazo de la misma, está absolutamente permitido. Si se trata, por ejemplo, de una especie de morabito abovedado, entonces es indeseable. Si con el mismo se pretende vanagloriarse con dicha edificación, entonces está prohibido. Y ello siempre que no se trate de tierra waqf, en cuyo caso estaría prohibido. No obstante, hay ulemas que permiten la edificación de tumbas de tipo morabito si se trata de gente virtuosa (ṣāliḥīn), cuya visita comporta beneficio espiritual. Y ello para que se distingan las tumbas y se puedan visitar (véase MS en FK vol. 2, pág. 55).

[47] Lo que hará será encargar a los fieles de la religión de su padre que lo hagan.

[48] Que lo entierre sin que quede dirigido hacia nuestra qibla ni hacia la de ellos. Esto incumbe no sólo al padre infiel del musulmán, sino a todo infiel cuyos correligionarios no se encarguen, por la razón que sea, de enterrar.

[49] El šaq consiste en una excavación practicada en el fondo de la tumba. En esta excavación se pone a lo largo y de lado el cuerpo del difunto. Sus paredes están formadas con ladrillos o algo similar. Después de poner el cuerpo, se construye un techo de ladrillo o similar que cubra el cuerpo del difunto, y sobre dicho techo se echa la tierra.

[50] En cuyo caso sería mejor el šaq.

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