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Presentación

Introducción al sufismo

La vida de Šayj Aḥmad al-Tiŷānī

Las condiciones de la Vía Tiŷāniyya

El método de la Vía Tiŷāniyya

Los favores de la Vía Tiŷāniyya

La Fayḍa Tiŷāniyya

Šayj Ibrāhīm Nyasse

Šayj cAbda-l·lāh Djā

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Su acceso a la estación de Polo Supremo.

Prefacio

Su noble linaje

cAyn Māḍī

Su familia

Su educación

Su primer viaje a Fez

Su partida al desierto

Su peregrinación y su visita al Profeta

Su vuelta a casa

Su segundo viaje a Fez

Su acceso a la estación de Polo Supremo.


Después de su encuentro con el Enviado de Dios en Busemgun, Sayyidinā Šayj nunca cesó de prodigar sus enseñanzas y su educación a lo largo de todos estos años, hasta que, en el día anunciado y tanto predicho durante toda su vida, fue izado al rango supremo de la Qutbaniyya al-cUẓma en el mes de Muḥarram del año 1214 en cArafat.

Alcanzó dos estaciones únicas en la jerarquía espiritual de los Santos: la de Jatmiyya (el Sello de los Santos que cierra para siempre el más alto grado de santidad) y el de Katmiyya (el Polo escondido, intermediario entre los Profetas y el conjunto de los Awliya', conocido únicamente por Dios y su Profeta, estación a la que accedió el 18 de Safar).

El Šayj Aḥmad al-Tiŷānī reside pues en la cumbre de la jerarquía de la santidad, y encima de él no hay más que los Profetas y sus Compañeros. Es el Polo escondido que será desvelado en el Día del Último Juicio por una voz que clamará:

“Este es quien desde siempre os inspiraba los conocimientos, las luces y el poder que vuestro Señor el Altísimo os destinaba. Él mismo los recibía de los Profetas y los distribuía a los Santos para vivificar sus espíritus y guiar sus acciones”.

El Sheij Aḥmad al-Tiŷānī explicó con estas palabras la función del Polo escondido:

« لا يشرب ولي ولا يسقى إلا من بحرنا من نشأة العالم إلى النفخ في الصور. »

“No bebe ningún santo, ni da de beber sino de nuestro océano, desde la preexistencia hasta el día en que se sople la trompeta”.

También ha dicho:

« روحه صلى الله عليه وسلم تمد الرسل والأنبياء عليهم السلام وروحي تمد الأقطاب والعارفين والأولياء من الأزل إلى الأبد. »

La esencia (rūḥ) del Profeta (La paz y las bendiciones de Dios sean sobre él y sobre su familia) asiste a todos los Mensajeros y Profetas (La paz sea sobre ellos); mi esencia asiste a los Polos, los Gnósticos y los Santos desde la pre-existencia hasta la eternidad”.

Estas palabras fueron pronunciadas con el fin de permitir a los discípulos de comprender la importancia y el valor de las gracias y bendiciones que Allah a otorgado al detentor de este grado espiritual, jamás alcanzado por ningún otro santo, y poder agradecérselo luego a Allah.

Allah ha dicho:

“...y en lo que concierne a los favores de tu Señor, ¡cuéntalos!” (Sûrat adh-Dhuha).

Del mismo modo, el Profeta había dicho de él mismo:

“Era ya Profeta cuando Adán estaba aún entre el agua y el barro”.

También había dicho:

“Seré el primero en ser resucitado en el Día de la Resurrección. Seré el orador cuando los resucitados serán reunidos, y el anunciador de la buena nueva cuando habrán perdido esperanza. Poseo el estandarte de la Alabanza a Allah. Sin pretensión, seré el primero en pedir y obtener la intercesión. Seré el primero en llamar a la puerta del Paraíso y a ser aceptado a entrar en él – y entraré con los creyentes pobres. Soy el más merecedor de todos los hijos de Adán para mi Señor, lo digo sin pretensión”.

Sayyidna Aḥmad al-Tiŷānī dijo:

“Estos dos pies míos reposan sobre la nuca de cada Walî”.

Un gran compañero y discípulo suyo le comentó que Sīdī cAbd al-Qādir al-Ŷilānī había dicho lo mismo. El Šayj respondió:

“Tenía totalmente razón; pero sólo hablaba de los Walîs de su época. Lo que yo digo es que estos dos pies míos nunca han cesado de reposar sobre la nuca de cada Walī”.

Sīdī Muḥammad al-Gāliy, uno des sus más eminentes compañeros, dijo a propósito de la función y del grado de Sayyidnā Aḥmad al-Tiŷānī:

“Es por su intermediario que todos los santos, sin tener conciencia de ello, reciben el influjo de los Profetas”.

Sayyidna Aḥmad al-Tiŷānī dejó este mundo terrestre el jueves 17 Šawwal de 1230 H. a la edad de 80 años. Después de realizar la oración matinal, (ṣalāt al-subḥ), se estiró en su cama el costado, pidió un vaso de agua que bebió, y su espíritu complacido dejó su cuerpo bendito.

Fue enterrado en la Zawiyya bendita de Fez, cuya construcción había empezado en 1215. Desde entonces, la luz que heredó del Profeta no cesa de propagarse.

 


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