Índice

Presentación

Introducción al sufismo

La vida de Šayj Aḥmad al-Tiŷānī

Las condiciones de la Vía Tiŷāniyya

El método de la Vía Tiŷāniyya

Los favores de la Vía Tiŷāniyya

La Fayḍa Tiŷāniyya

Šayj Ibrāhīm Nyasse

Šayj cAbda-l·lāh Djā

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Su primer viaje a Fez

Su partida al desierto

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Su segundo viaje a Fez

Su acceso a la estación de Polo Supremo.


Ya de niño demostraba tener grandes y nobles cualidades, era un niño que tenía muy buen carácter, mucha vergüenza, una bella conducta, una delicada manera de mirar y pedir las cosas. Destacó por su inteligencia y su piedad, así como por sus virtudes y su modestia, era asiduo en sus estudios y poseía una voluntad sorprendente, todo lo que comenzaba, lo terminaba.

Siendo aún niño, cuando salía de sus clases, vio una luz inmensa ante él que subía hasta el cielo, luego el Profeta (la paz y la bendición de Dios sean sobre él y su familia) apareció y le alentó con estas palabras:

Continua, pues estas en la verdad.

A raíz de eso fue refugiarse a la casa de su tía, que se encontraba cerca de este lugar, ésta lo arropó y lo reconfortó preparándole al mismo tiempo un poco de pan.

A menudo, este joven niño, veía en sus sueños el trazo de su destino. Se veía a él mismo sentado sobre un trono administrando y dirigiendo a multitud de criaturas. Una vez, vio al Profeta (la paz y la bendición de Dios sean sobre él y su familia) cabalgando sobre una montura, en cAyn Māḍī, Sayyidinā Aḥmad al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él) lo seguía muy de cerca, quiso preguntarle pero prefirió esperar que el Profeta (la paz y la bendición de Dios sean sobre él y su familia) descendiera de su montura, para que resultara más cómodo. Cuando el Profeta (la paz y la bendición de Dios sean sobre él y su familia) descendió, se dirigió hacia un campo y rezo, Sayyidinā Aḥmad al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él) quiso incorporarse a esta oración, pero solamente pudo incorporarse en el segundo ciclo de la oración [rakac], y comprendió a través de este sueño que no alcanzaría su deseo sino en la segunda parte de su vida, pues eso era lo que representaba la segunda rakac.

A la temprana edad de siete años, ya había memorizado el Corán, perfectamente, de acuerdo a la transmisión de 'Imām Nāfīc (Dios Altísimo esté complacido de él), bajo la dirección del sabio y piadoso sayyidī Muḥammad ibn Ḥamū al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él), quién a su vez estudió y memorizó el Corán con sayyidī cĪsà Būcukāz al-Maḍāwī al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él): hombre piadoso, conocido por su santidad y que también educaba a los jóvenes de cAyn Maḍī. Se ha relatado que una vez, en sueños, vio al Señor del Poder (alabado y exaltado sea), en el transcurso de su visión recitó el Corán desde el principio hasta al final según la transmisión de 'Imām Warš (Dios Altísimo esté complacido de él), y su Señor (alabado y exaltado sea) le dijo:

“De esta manera descendió y a través de él ('Imām Warš (Dios Altísimo esté complacido de él)) ha venido el beneficio de la recitación del Corán”.

Sayyidī Muḥammad ibn Ḥamū al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él) falleció el año 1162 de la hégira.

Una vez finalizado su memorización del Corán, se dedicó a estudiar las ciencias musulmanas: los fundamentos [al-'uṣûl], las ciencias derivadas [al-furûc] y la literatura, hasta alcanzar una perfecta comprensión de ellas e incluso su maestría.

Estudió el derecho musulmán [fiqh], según la escuela māliki, bajo la tutela del gran sabio y conocedor de Dios [cārif bi-l·lāh] Sayyidī al-Mabrūk ibn Buāfiyya al-Maḍāwī al-Tiŷānī (Dios Altísimo esté complacido de él). Con él estudió distintos tratados de jurisprudencia: el Mujtaṣar de Šayj Jalīl, la Risāla de Ibn Abī Zayd al-Qayrāwānī, la Muqaddima de Ibn Rušd y el pequeño compendio de jurisprudencia llamado al-Mujtaṣar de Al-'Ajḍārī.

Y así, durante un período de su vida, prosiguió, su búsqueda de conocimientos, hasta conseguir el beneficio de las ciencias que estudiaba. Alcanzó el nivel suficiente para promulgar dictámenes jurídicos (fatwà), también se interesó por las cofradías sufíes y por la búsqueda de los secretos divinos, hasta profundizar en su comprensión.

Durante esta época mientras permanecía en cAyn Māḍī, se inclinó a la soledad, la meditación y el ascetismo, amaba las prácticas supererogatorias nocturnas. Tan pronto como alcanzó la pubertad su padre lo casó, para preservarlo, salvaguardarlo, y en observancia y conformidad con la Sunna.

Él (Dios Altísimo esté complacido de él) comenzó a guiar y a exhortar a la gente de Dios y al camino recto, sosteniendo la Sunna y estableciendo la religión en los corazones de los creyentes. Él y su familia eran reconocidos como ejemplos de vivificación de la Sunna, y como líderes en ordenar el bien y prohibir el mal. Así pues, meritó el sobrenombre de vivificador de la religión.

A pesar de su joven edad joven, todas sus cualidades convencieron a la gente de cAyn Māḍī, que lo designaron unánimemente para suceder a su padre, en la dirección de la zāwiya, entonces tenia 16 años. Él llevó a cabo esta función durante cinco años, durante los cuales enseñó el Corán, la Sunna y otras ciencias religiosas.


Centro de Estudio y Difusión de la Vía Tiŷāniyya